El Guía turístico o Guía de Turismo es un profesional y no un aficionado. Ser guía es una profesión como cualquier otra que merece ser respetada de la misma manera. Un guía necesita grandes conocimientos generales y específicos, mucha energía, pasión, grandes habilidades, flexibilidad, capacidad de adaptación y un gran entusiasmo. En muchos casos, el ejercicio de esta profesión también necesita una habilitación oficial de las autoridades turísticas competentes.
Sin embargo, algunos individuos se autodenominan "guías", sin tener ningún tipo de formación con respecto al turismo, sin disponer de la habilitación oficial, sin estar legalmente declarados y sin conocimientos específicos sobre el lugar en el que "trabajan". Ejemplos: Free Tours, Greeters... Estas personas consideran la profesión de guía como un pasatiempo que consiste en aprenderse un texto de Wikipedia y en recitarlo delante de un grupo.
Para conocer las ventajas de contratar a un guía oficial, te invito a leer esta entrada.
Una garantía de calidad
El guía oficial desempeña un papel destacado valorizando el patrimonio histórico, cultural y gastronómico del país, ciudad o región en el que ejerce.
También son los únicos guías externos autorizados a guiar en monumentos y museos.
Un guía oficial tiene buena capacidad de relacionarse con la gente y sentido de la pedagogía.
También tiene una gran flexibilidad y una buena capacidad de adaptación a las expectativas de los visitantes, de las agencias de viajes y turoperadores.
Esta profesión requiere estudios universitarios y de conocimientos en ámbitos muy diversos sobre el lugar en el que se ejerce (historia, política, sociedad, cultura, arte, turismo), así como conocimientos específicos en técnicas de guiado y de comunicación.
Puede realizar una misma tipología de visita en varios idiomas con total fluidez.
Durante la formación universitaria, el aprendizaje de los idiomas es expresamente orientado para el ejercicio de la profesión de guía turístico.
Está en regla con la administración
La profesión de Guía de Turismo está regulada en Francia y en la mayoría de Estados europeos y necesita una habilitación gubernamental oficial.
La habilitación oficial de Guía de Turismo confirma los años de estudios, los conocimientos del guía y le autoriza a ejercer.
Tras ser habilitado, el guía debe seguir cultivándose para ampliar sus conocimientos.
El guía oficial está en regla con la administración fiscal y la seguridad social, a la cual debe destinar una parte importante de sus ingresos, y que contribuyen al bienestar de toda la sociedad.
Remunerar a aficionados mediante propinas es contribuir al intrusismo laborar y a la evasión fiscal.
Tranquilidad para el visitante
El visitante puede estar seguro de que las informaciones dadas por un guía oficial son veraces y de calidad. El guía diplomado no da informaciones fruto de su invención para "salir del paso". Como embajador de su ciudad o región, no puede permitirse dar informaciones erróneas a los visitantes.
Personas no profesionales, con falta de ética y sin estudios específicos, se enriquecen a costa del desconocimiento de los visitantes sobre el lugar visitado, los cuales son atraídos con mensajes engañosos relacionados generalmente con el precio, como las supuestas visitas "Free". Incluso a veces estos individuos se presentan como "profesionales" para darse una notoriedad que no tienen. Y todo ello, sin pagar impuestos ¡claro!
El visitante o grupo pueden tener preferencia de paso y acceso exclusivo a ciertas zonas en monumentos y museos.
Para ello, solo se puede contar con los actores turísticos oficiales.
El visitante o grupo puede realizar su visita guiada con total tranquilidad, ya que el guía oficial está obligado a poseer un seguro profesional de Responsabilidad Civil.