Querid@ lector,
Hoy en esta nueva entrada de blog vamos a abordar un tema peliagudo para la mayoría de alsacianos, el Gran Este...
Seguramente que al preparar o durante tu viaje a Alsacia hayas tenido que introducir una dirección en un navegador GPS, como la tu hotel o alojamiento. Te habrás así dado cuenta de que tras el nombre de la ciudad aparece esta extraña mención. Pero, ¿esta región no se llama Alsacia?
¿Qué es Alsacia?
Empecemos por la base. Alsacia es una región histórica de Francia que se compone de dos departamentos (entiéndase provincia), el Bajo Rin, con capital en Estrasburgo, y el Alto Rin, con capital en Colmar. Ambos departamentos agrupan aproximadamente 2 millones de habitantes, los cuales son denominados "alsacian@s".
Alsacia es una región de tradición germánica, puesto que durante un gran periodo de su historia perteneció a las diferentes declinaciones de Alemania que han existido (Sacro Imperio, Imperio Alemán, Reich nazi).
En París, y para el poder francés jacobino - centralizador - esta actitud nunca ha gustado. Desde el poder central se ha invitado numerosas veces a los alsacianos a "abandonar sus costumbres alemanas", y esto desde la Revolución Francesa hasta casi nuestros días. De hecho, hoy en día, algunos franceses tanto jóvenes como mayores desconocen que Alsacia es parte de Francia.
2016, una reforma territorial al tuntún
En 2016, el gobierno francés presidido entonces por François Hollande y teniendo como primer ministro a Manuel Valls, prevé una reforma territorial inmensa, en la cual ya habían pensado otros gobernantes como el ex-presidente Nicolas Sarkozy.
El objetivo de esta reforma llamada la "Ley NOTRe" (Ley sobre la Nueva Organización Territorial de la República) es reducir el gasto público mediante la fusión de regiones administrativas.
Las regiones administrativas de Francia fueron creadas en los años 1980 y, carecían y carecen de competencias importantes. Las regiones se ocupan principalmente de la gestión de institutos de educación secundaria (los Lycées) y del transporte público regional, como los trenes de cercanías TER. El resto de competencias están en manos del poder central.
Esta reforma territorial borra de un plumazo ciertas regiones de Francia y las fusiona con sus vecinas, sin por ello tener en cuenta la coyuntura económica de cada una de ellas ni sus lazos culturales e históricos. Francia pasó así de tener 27 regiones administrativas a solo 18.
Esto habrá provocado una bajada del gasto público, ¿no? Nada más lejos de la realidad. Solo una de todas ha conseguido reducir costes. La región Gran Este, ha aumentado su gasto público en un 28 % entre 2017 y 2018.
Esto se debe, entre otros, a los siguientes factores:
- el número de representantes electos y trabajadores públicos no se ha visto afectado, simplemente se han fusionado las 3 antiguas administraciones regionales;
- se han tenido que igualar las pagas de los diferentes trabajadores de la región, optando por la más alta de las 3 remuneraciones existentes. Antes de la reforma, Alsacia era una de las regiones más prosperas de Francia, gracias al turismo y a la industria. Hoy gracias al Gran Este, está a la cola;
- para reducir la polémica creada en las 3 regiones por la futura unión de estas, el nuevo ejecutivo regional decidió descentralizar los organismos del gobierno regional y extenderse sobre todo el territorio (que tiene un tamaño dos veces superior al de Belgica). Así, el ejecutivo y la delegación del Gobierno se encuentran en la capital, Estrasburgo, la Asamblea regional en Metz, la Consejería regional de salud en Nancy, las comisiones en Châlons-en-Champagne... En resumen, esto ha aumentado el desplazamiento de los trabajadores que tienen que recorrer mayores distancias para llegar a los organismos regionales. Entre Estrasburgo y Châlons hay 317 Km de distancia.
Gran Este, la polemica está servida
Al inicio del proyecto de fusión territorial, el gobierno central planteó diferentes opciones para reagrupar las regiones de la manera más eficiente. No obstante, no tuvo en cuenta los sentimientos propios de cada región, ligados a su historia y tradiciones, ni tampoco la coyuntura económica de cada una de ellas.
En 1982, Alsacia nace como región dentro del mapa administrativo de Francia. La región se extiende sobre los dos departamentos anteriormente mencionados, pero esta organización no es nueva.
El territorio alsaciano ya había compartido estandarte en otras ocasiones.
Pero la identidad y el sentimiento alsaciano no harán su aparición hasta finales del siglo XIX durante el periodo alemán.
Durante esta reforma territorial, ciertas regiones de Francia, no se vieron afectadas, como es el caso de la Bretaña o de Córcega. ¿Será que el gobierno teme más a un bretón o a un corso que a un alsaciano?
Los primeros borradores perfilaban una fusión de Alsacia y de Lorena. ¡Ah! La famosa Alsacia-Lorena. Este término fue utilizado para Alsacia, y el departamento de la Mosela (1 de los 4 departamentos de la Lorena) durante el periodo alemán (1871-1918). Alsacia y Mosela comparten una historia común, una lengua regional de origen germánico y hasta leyes propias a estos dos territorios. El resto de la Lorena es puramente francófona y no tiene lazo alguno con los territorios anteriores.
Esta situación no fue de agrado para ninguna de las dos regiones, ya que los alsacianos y los loreneses son enemigos históricos, aunque este odio hoy es más folclórico que real.
Si la fiesta ya estaba montada solo faltaba brindar, y para eso, ¿qué mejor que una copa de champán? A lo que un alsaciano responderá, mejor el Crémant de Alsacia (es un cava local).
Pues al final se brindó con champán, ya que el gobierno francés incluyó en esta futura región un componente más, la Champaña-Ardenas, tierra madre de esta bebida alcohólica. Así pues en 2016, se creó oficialmente la región Alsacia-Champaña-Ardenas-Lorena. Un nombre muy largo para una región monstruosamente grande y sin mucho sentido para sus habitantes.